Escribo no porque no confíe en mi memoria, sino porque la memoria necesita algo para cerciorarse de que sigo siendo yo cada vez que se lleva un pedacito mío.
Genrus
Dos maneras para comenzar una discusión conmigo: la primera, siempre que digo que nosotros (la humanidad, las personas) inventamos el tiempo, viene alguien a decir que no, que cómo es posible, que el tiempo estaba ahí desde antes, y que seguirá estando cuando nos marchemos. Y yo digo que no, que en realidad sí ideamos un método de referencia para no perdernos ante lo abrumador que puede resultar lo sucesivo. La segunda, cuando alguien se jacta (o acusa a otro alguien) de tener «memoria selectiva». Mira, la memoria es siempre selectiva, ¿sabes? ¿Recuerdas lo que le pasó a Funes? Ajá, bueno. La memoria elige por salud mental, y porque su capacidad de almacenamiento es limitada.
Ahora, ¿en realidad es la memoria la que se ocupa de elegir los recuerdos que conserva? ¿O es más bien la inteligencia la que administra todo, y la memoria es nada más el almacén, la cava de los datos y emociones que usamos en cada coctel que se agita cuando recordamos?
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